La otredad se perdió, la otredad nunca se tuvo,
la otredad quizá nunca pueble esta humanidad.
Superficial la chica que se preocupa por el cambio climático y sigue encendiendo la luz hasta altas horas de la noche.
Superficial la persona que se burla del otro porque no sabe escribir vaca, la escribe con “b”, mientras ignora que esa persona escribe baca porque… no sé por qué, quizá su hermano estaba muriendo, quizá no tuvo padres, quizá se hizo cargo de su familia, quizá simplemente le dio flojera aprender a escribir Vaca, porque quizá se dio cuenta que saber escribir Vaca no te hace mejor ni peor –bueno, quizá, peor sí–, escribir Vaca no te da humanidad, escribir Vaca con “V” no te hace conocer las manchas de las vacas, escribir Vaca como debe ser no te enseña lo que son las vacas, escribir Vaca con “V” no te hace menos animal que se ese pobre cuadrúpedo que utilizo este momento para llamarte animal. Escribir Vaca y mofarte de quién escribe Baca sólo explaya la insatisfacción que sientes por no poder adquirir un poco de humanidad porque escribir Vaca te hace sentir superior aunque sea en un pedazo de papel que se va a morir pronto o que a nadie le va interesar recordar porque saber escribir Vaca con V muy probablemente no te dé la inmortalidad que estés buscando.
Superficial la persona que no comprende el dolor del otro. Superficial quién siente que su dolor abarca desde la rivera maya hasta el último milímetro de la muralla china.
Superficial la marejada de palabrejas que destruyen a quién se preocupa por sus pantaloncillos abiertamente.
Superficiales todos aquellos que critican sin antes ver que ellos se preocupan por sus pantalones entubados, por parecer Jesucristo crucificado, por traer el peinado de Bon Jovi, por ser “alternativos”. Porque su alternatividad es una cosa superficial que no tiene nada de superficial, al igual que la chica maquillada, la que trae pantalones de marca, la que se ríe y se calla su llanto.
Ambos callan algo en su apariencia.
Maquillaje que tapa las ojeras de un insomnio que te toma del cuello.
Esmalte de uñas que distraen la apariencia de un campo santo mutilado.
Pantalones ajustados que les hacen su personalidad y los encaja en su círculo social.
Ese peinado de Bob Dylan a los 80’s que les ayuda a tapar su cara y sus emociones.
Superficiales aquellas personas que no comprenden el miedo del Otro.
Aquellos que se olvidan de su ser para intentar ser lo que no son para poder criticar el ser del otro, críticar su superficialidad, ellos, ellos sí son superficiales.
Superficial el hombre que se mofa de quién no tiene mujer. Superficial el hombre que no comprende que la mofa del Otro es su ego insatisfecho el que habla.
Superficiales los hombres que se burlan de quien tienen fe sin darse cuenta que ellos tienen fe en nunca tener fe.
Superficial yo que estoy hablando de la superficialidad. Superficial yo que estoy en una otredad que no comprendo.
Hablamos de superficies para no conocer más dolor del que tenemos, para no explotar descubriendo lo que guardan las superficies, lo que callan las “b”, el maquillaje, el esmalte, las pasiones, las burlas, eso es la superficialidad.