miércoles, 31 de agosto de 2011

Nuevas guadañas...


Es la sangre deslavada corre entre las piedras a causa de unas cuantas balas y algunas gotas que asustadas tratan de ahuyentar el pecado, el cielo se desmaya en la tierra y entre las pasiones ahogadas se esconden los sonidos estridentes, huyen hacia un cuerpo que trata de esconderse debajo de los pulmones, ahí justo donde el aire expira para dar pasó al silencio. Justo al inicio de un silencio inagotable, se deja escuchar el goteo de vida que escapa a chorros, se rompe un silencio e inicia otro, matiza el aire con un sabor a dolor, con un aire que porta espigas de muerte, se escuchan los perros en su monótono llanto, gritos de azufre que parten las paredes, gritos que intentan detener el río, el cauce de delirio brota en los cerros y se instala en las almas que sobreviven.
            Es el estridente rayo que decora el rostro de la muerte, una muerte que ha cambiado su guadaña por un arma más pequeña, rítmica y sonora; con ella va decorando los rincones de las piedras, los tatuajes de las paredes, el coma de los hogares, las luces trémulas de las calles, ahora la muerte ha modificado su antiguo silencio por uno más ruidoso, quieto y mucho más silencioso.

jueves, 4 de agosto de 2011

Llegando a las llagas

Llegando a los labios de ceniza blanda
Llegando a los labios de ceniza blanca
Llegando a los labios de ceniza
Llegando a los labios
Llegando
Llega
Llagando
Llagando los labios
Llagando los labios estoy
Llagando los labios el aire oxidado
Llagando los labios los pensamientos están
Llagando
Llagando
Con estos onirismos
Llegando a los labios gastados
Llagando las venas muertas

Llegando me llagas
Llagando me besas

Llegando brasas me posas
Llagando me desangras

Llegando me quemas
Llagando estás
Llegando despierto
Llagando te vas

Llegando llagas
Llagando llegas

Llegada en llamas me besas
Llagada en llagas me llamas
Llegada en lluvia me mojas
Llagada en llanto me dejaste

jueves, 7 de julio de 2011

Nombres secos, viejos y con sol

Soledad no sabe estar sola.
Soledad grita en agudos.
Soledad se estampa en la pared.
Esa Soledad deja su cráneo en el piso.
Estalla en rayos ultravioletas y queda el eco luminoso en los ojos que gritan por el fuego y la sangre.
Supongo que así son las Soledades y por eso ya no le pondré Soledad a mis perros ni a mi nombre.

lunes, 4 de julio de 2011

Manzana de plasma

Se encontraba recostado en su sillón gozando de su programa favorito y “En el siguiente segmento lo que se dijo de…” y así seguía el televisor diciendo palabras por largo rato. De pronto irrumpió en esa calma una voz que atravesaba las ondas del televisor Lee ésto. Sólo hubo un par de miradas confusas, después de un largo segundo una de las miradas desapareció en el espacio ofuscado Éste quiere que coma de la misma manzana que Eva, ni Adán que fuera.

viernes, 24 de junio de 2011

Sin-fonía

Ven y agita los sonidos que guardan mis caderas
Aguza el oído a las tenues notas que bailan en mi piel
¡Silencio! Que ese recital quiere convertirse en sinfonía
Ven y se el espectador único, haz explotar la música en tus dedos

Calla los silencios pélvicos que no saben de música
Atrapa los sonidos ingenuos entre las curvas del sax
Toca las piezas musicales que yo no conozco
¡Enséñame de música!

Cántame las canciones que yo no sé
Introduce los sonidos lentos en mi cadera
Susurra esas canciones y cántalas de nuevo
Enséñame a cantar que yo también quiero cantar

¡Silencio! Deja que los sonidos se escuchen
Que los sonidos bailen en las paredes del teatro
Y nuestras manos nos deleiten en una sinfonía

Lentas, silenciosas, e inquietas, bailaran en el teatro
las notas invisibles, sensuales y sonoras
Rítmicas, embelesadas y juguetonas

¡Silencio! Ellas derrumbaran el teatro
Y que la sinfonía siga nuestro ritmo
Y culmine con el estruendo en nuestras espaldas
Y con el ruido en nuestras bocas

domingo, 8 de mayo de 2011

Recital (vocalización)

                ...Traigo la poesía en la lengua, cállate, que me vas a escuchar...

domingo, 1 de mayo de 2011

Trueque enfermo

Surgió de entre la agonía y las gotas de dolor que resbalaban por su frente. Ojalá no hubiera sucedido. Todo ocurrió al escuchar las palabras abrumadas y cubiertas de miedo de un hombre: “no quiero que mueras, yo doy mi vida a cambió de la tuya”.

“Cobarde” el ya mutilado eco que rasga sempiterno los muros de la nada.