Al llegar al
paraíso un escalofrío recorrió alma, tenía de alfombra las llamas del infierno.
Escuché la voz de San Pedro: adelante, entren, aquí una eternidad libre de
pecado los espera. Así es como llegué a este lugar, preferí de techo el cielo,
además la lujuria se me estaba ahogando en el Paraíso.
*Augusto Monterroso
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