19/enero/11
Y es que nosotros no matamos el tiempo,
el tiempo es quién nos mata.
Nos cruje en los huesos,
se nos mete en las entrañas,
nos desbarata a cada tic-tac. tic…
Cada segundo se consume en nuestro cuerpo.
Y es que no es realmente que exista el tiempo, tac…
sino más bien, son los cuerpos táctiles, los que se desmoronan, .
los que arden, los que se empolvan, .
los que se funden en la eternidad, en la nada,
ellos, solos y moribundos los que han inventado las horas, los segundos .
para saber cuando nos acabará la muerte, la que hay en nosotros,
la que nos deja a la deriva,
para tratar de aproximarnos a nuestro esquelético panorama de vida . s
Es el tiempo, el tiempo, el tiempo que hemos inventado; cuerpo y alma
Ése, el único y real. El único que nos consume, el que derrite nuestro cuerpo,
que lo quema en aras del silencio,
que lo acuchilla con sus tranquilas manecillas,
con su dictador tic-tac.
El único capaz de hacer vagar a las almas
arrancándoles el peso de los cuerpos e
¿Y qué más da? si no es culpa del tiempo sino de los cuerpos
Inocente del tiempo; al que llamamos tiempo.
El tiempo, es capaz de hacer vagar a las almas.
Como aquéllas que andan errantes en el universo, g
aquéllas para las que el tiempo parece lejano
que andan en busca del sol para saber cuando es día y cuando de noche.
Andan tras del tiempo para poder agotarse, consumir su piel, sus sesos, su ser. u
Errantes tras eso que llamamos tiempo.
Tras aquello que no tienen, tiempo. n
Aquel que le envidian a los cuerpos, tiempo.
Tiempo que termina en muerte, d
tras esa esencia putrefacta que nos quema
a la que hemos llamado tiempo y que en realidad es el verdugo de nosotros, o
de nuestro cuerpo.
En realidad, tiempo, es sinónimo de muerte,
muerte; la expiración de nuestro cuerpo.
Lo llamamos así para creernos un poco más poderos de lo que somos,
para fingir que podemos matar el tiempo.
Para no sentirnos tan pequeños, s
¡Ah! Para creer que nosotros llevamos el tiempo y no él a nosotros,
que lo portamos en nuestra mano izquierda…
¿Cómo si de verdad pudiéramos?
¿Cómo si de verdad pudiéramos?
Hacemos la ofensiva pregunta:
…¿Qué tiempo traes?...
Cómo si fuéramos capaces de portar el tiempo,
de añejarlo en un escuálido objeto de un centímetro s
de un centímetro
de un centímetro
de simples manecillas
de sonidos chillantes
de sonidos chillantes
Tratando de ignorar que el tiempo lo cargamos en las entrañas
y no en una insignificante medida que jamás se calla. s
El tiempo se deshace en nuestros dientes,
se nos queda en la piel. .
El tiempo se nos clava en los pensamientos,
se nos va deshaciendo entre las manos.
El tiempo arde en las mejillas. .
El tiempo no existe.
El tiempo lo llevamos en nosotros, .
pero ¡ah! ¡Cómo arde el tiempo!
12:40 a.m.
.
El tiempo se me queda en los labios, en los dedos.
El tiempo se me clava en la piel. El tiempo se me teje
en las entrañas. Maldito sea el tiempo que no existe.
Gracias por ésto.